PR: Maximiliano Tur Springer
Leer y meditar la Escritura es nuestro alimento espiritual.
Leer y meditar la Escritura es nuestro alimento espiritual.
Leer y meditar la Escritura es nuestro alimento espiritual.
Si lo hacemos, entendemos que debemos practicar siempre una regla esencial, la regla de oro.
“»Y así como quieran que los hombres les hagan a ustedes, hagan con ellos de la misma manera.”
Lucas 6:31
Esta es una regla básica en nuestras vidas.
Cuando somos amables, normalmente despertamos amabilidad en otros.
Y si queremos que nos traten bien, debemos dar ese trato.
No estamos hablando de buscar la aprobación de todos, porque eso sería otro tema, además de imposible.
Hay personas adictas a la aprobación y por eso muchas veces se hacen excesivamente complacientes y, como todo lo que sobrepasa los límites, es algo dañino.
Busquemos siempre complacer a Dios.
Esto es lo que Jesús nos enseñó y por tanto debemos seguir.
El desafío que tenemos cada uno de nosotros es de asemejarnos a Cristo, para poder impactar a otros y guiarlos a creer en Él.
La humildad, la continua disposición al servicio y el amor con lo que hacemos las cosas, debe ser el carácter distintivo de todo hijo de Dios.
Jesús mostró este carácter, al lavar los pies de sus discípulos, mostró paciencia, humildad y amor.
Vivamos mostrando esa amabilidad, sencillez y seamos portadores de paz.
Recordemos siempre la regla de oro, No digamos cosas , que no nos gustaría que nos dijeran, no tengamos una mala actitud que no nos gustara que tengan con nosotros, pensemos bien lo que vamos hacer y decir.
Recordemos la Regla de Oro al pensar , al hablar...y al accionar.
La pregunta que nos llevaría a meditar continuamente es :
¿Me gustaría que me trataran así?
¿Me gustaría que me hablaran de esa manera ?
No nos olvidemos que, nuestras palabras tienen capacidad de hacer bien o mal, pero más...nuestras acciones.
Nuestras acciones, hablan más, que cualquier palabra que digamos.
Por tal motivo, dice el Señor , piensen bien lo que van hacer...
Pidamos al Señor que nos de Sabiduria.
Seamos sensatos , prudentes y vivamos como hijos de Dios.
“Y si a alguno de ustedes le falta sabiduría, que se la pida a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero que pida con fe, sin dudar. Porque el que duda es semejante a la ola del mar, impulsada por el viento y echada de una parte a otra.”
Santiago 1:5-6